EL MARXISMO NO ES SOCIALIMPERIALISMO
Aitzol Altuna Enzunza
El comunismo marxista preveía que el Pueblo proletario llegaría al poder y por tanto se acabaría con el dualismo burguesía-proletariado, “la dictadura del proletario” la llamó Karl Marx. El gobierno equivaldría para Marx a la burguesía poseedora del capital o medios de producción y el “proletario” al Pueblo (el que aporta la “prole” a la cadena de producción), en la lucha de clases vencería la “masa orteguiana”: vencería el “proletario”, ¡Proletarios de todos los países, uníos! (“Manifiesto comunista”).
Karl Marx (Alemania 1818- Londres 1883), siguiendo la corriente hegeliana e incluso presocrática de la dialéctica, veía en ello la evolución natural e irreversible de la historia de la humanidad, “un fantasma recorre Europa, el fantasma el comunismo”. Para Marx y Engels el dualismo de clase es el que explica la historia de la humanidad: esclavo-amo, señor feudal-vasallo, capitalista-proletario, basándose para esta clasificación en los medios de producción. Esos medios de producción serían la infraestructura (el poder tecnológico) condicionaba la supraestructura o todos los aspectos del poder social (el religioso y/o ideológico, el económico y el político): “La historia de todos las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases” Karl Marx.
Para Marx, al llegar el proletariado al poder y con la propiedad pública de los medios de producción (el kapital), desaparecerían las clases: “En sustitución de la antigua sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismo de clase, surgirá una asociación en el que el libre desenvolvimiento de cada uno será la condición del libre desenvolvimiento de los demás”. Esto supondría la desaparición del Estado o el dualismo gobierno-Pueblo, por tanto sería más bien un planteamiento anarquista, así, en la mencionada obra comenta: “Una vez en el curso del desarrollo haya desaparecido las diferencias de clase y se haya concentrado toda la producción en manos de los individuos asociados, el Poder público perderá su carácter político. El Poder político, hablando propiamente, es la violencia organizada de una clase para opresión de otra (se refiere, claro está, al Estado)”.
Marx distinguía las clases en función de si eran poseedores de los medios de producción o no, pero Marx no demuestra que lo que marca la diferencia de clase sea precisamente esa propiedad, en el reino de Nabarra, por ejemplo, existían en la Edad Media muchos pequeños propietarios de tierras que no responden ante un señor feudal y en la Revolución industrial de la Nabarra Occidental también hubo lugar para innumerables PYMES, donde el propietario o “capitalista” era un trabajador más o el cooperativismo que nació en Mondragón. Marx ni siquiera definió lo que era una “clase social”, sólo las señaló en base al criterio apriorístico comentado de la propiedad de los medios de producción, tal y como aclara el economista austriaco-americano J.A. Schumpeter (1883-1950) en su libro “Capitalismo, socialismo y democracia”.
Para Marx y Engels, sería el propio capitalismo el que llevaría inexorablemente a la revolución obrera y a su toma del poder, sin embargo, en el “Manifiesto comunista”, el propio Marx hablaba ya de lo que en realidad ha ocurrido: los gobernantes cedieron en parte su presión-poder sobre el Pueblo, les concedieron parte de sus reivindicaciones: sindicatos, mejoras sociales etc. y el “fantasma del comunismo” desapareció como una azucarillo en un vaso de agua:
“El socialismo conservador o burgués: una parte de la burguesía desea remediar los males sociales con el fin de consolidar la sociedad burguesa. A esta categoría pertenecen los economistas, los filántropos, los humanistas, lo que pretenden mejorar la suerte de la clase trabajadora (…) Los burgueses socialistas quieren perpetuar las condiciones de vida de las sociedad moderna, pero sin luchas y los peligros que surgen fatalmente de ellas. Quieren perpetuar la sociedad actual, pero sin los elementos que la revolucionan y descomponen. Quieren la burguesía sin el proletariado”.
Del mismo modo, Marx también se daba cuenta de la existencia de una fuerza que se ha mostrado superior a la fuerza unificadora de la clase social, la nación: “La lucha del proletario contra la burguesía es el principalmente una lucha nacional. Es natural que el proletario de cada país debe acabar en primer lugar con su propia burguesía” (…) “En la misma medida que sea abolida la explotación de un individuo por otro, será abolida la explotación de una nación por otra”.
Es decir, previo a la liberación social está la liberación nacional. Por tanto, el socialismo que no lucha primero contra el imperialismo, sólo tiene un nombre: socialimperialismo. Es un modelo totalitario, no liberador, no democrático y que perpetúa la opresión sobre el Pueblo subyugado.