YO NO HICE HUELGA, PERO ESTOY DISPUESTO A MOVILIZARME


YO NO HICE HUELGA, PERO ESTOY DISPUESTO A MOVILIZARME
Alots Gezuraga



En un mes los sindicatos han planteado dos huelgas generales. Yo no he hecho ninguna ni me he manifestado. Lógicamente estoy en contra de los recortes, ¿quién puede estar a favor? Sólo los banqueros y Cajas de Ahorro que están siendo los grandes beneficiados de la gestión de la crisis. Primero se forraron, ahora que se ha probado que abusaron del sistema y no midieron sus riesgos, traspasan sus pérdidas al resto de la sociedad.

Cada ciudadano tuvo que pagar a través de las ayudas del Estado, sólo en el año 2010, la escandalosa cifra de 1.847 euros para salvar a los bancos y Cajas de Ahorro españoles. Esta cantidad se tiene que multiplicar por cada miembro de la unidad familiar para sacar el montante, así una familia de 4 miembros puso “de bote” 7.388 euros, lo que da para una hipoteca mensual de 615 euros. Esta cifra de 1.847 euros fue 6 veces el gasto de aquel año en pensiones, fomento del empleo y servicios de protección social juntos, según el informe de la propia Comisión Nacional española de la Competencia.

En todo este tejemaneje comercial impuesto a la ciudadanía como un mal social necesario, se da la paradoja de que si una persona no puede pagar la hipoteca, es echado literalmente a la calle (o se tira él por el balcón), por el que es en realidad su co-deudor, ¡sin condonamiento de deudas mutuas!, ¿o acaso no esperan devolver los bancos y Cajas de Ahorro el “préstamo” que les hemos hecho? Parece que no, quizás habrá entonces que desahuciarlos a ellos de una vez. Es más, la limpia-conciencias mini reforma de ley de desahucios les vuelve a beneficiar al apaciguar momentáneamente el clamor popular.

Pero, a sabiendas de este desaguisado, yo no he hecho ninguna huelga porque: éste no es mi Estado. Es más, España no tiene remedio, es “ansí” que diría Pío Baroja. Alguno dirá que me afectan igual los recortes, pues, aunque este no sea mi Estado, también es obvio que padezco las consecuencias de su nefasta gestión y nepotismo político-financiero. Entonces, ¿por qué no me he sumado al menos a la huelga de los sindicatos autoproclamados “abertzales”?

La principal reclamación de los sindicatos de ámbito vasco es “un marco laboral y sindical propio”, lo que justifica según ellos el hacer una huelga un día diferente a los sindicatos de ámbito español. Esta reivindicación de un marco laboral propio, sólo es alcanzable en España dentro de un Estado confederal donde los nabarros tengamos jurisdicción plena como la tuvimos hasta que nos la quitaron durante las guerras forales del siglo XIX -por la razón de las armas una vez más-. Pero hacer de España un Estado confederal de verdad (o democrático), es aún más difícil que independizarnos, y así lo están demostrando los catalanes.

Estos recortes sociales que estamos padeciendo también los nabarros pese a que nuestra situación de partida era otra, son consecuencia directa de seguir en España. Por ello, yo me movilizaré sí, pero por lo único que puede hacer que dejemos de padecer “recortes”, no sólo recortes en las prestaciones sociales como estos años, sino también recortes en los derechos nacionales, recortes territoriales, recortes en nuestra historia…recortes mentales, recortes…en fin, vitales. Hablo por supuesto de la recuperación de nuestro Estado mediante miles de adhesiones particulares a una plataforma de nabarros que empuje a toda la sociedad a liberarnos de los imperialistas y su Hispanistán, como están intentando hacer los catalanes.

Los sindicatos y partidos políticos no pueden liderar a este país a su libertad, pues no se representan más que a sí mismos al día siguiente de una votación y nadie cree que vayan a llevar a cabo sus programas electorales. Encima todo lo que son capaces de plantear está dentro del marco y condiciones que España nos ha impuesto, son sus deudores y están encorsetados con las leyes del Estado que nos oprime, por lo que terminarían por diluir cualquier movimiento popular que les resultase molesto a sus intereses particulares, llámese escaños, gobiernos, representantes…como han hecho hasta ahora.

El Pueblo es el que tiene que empujar a los políticos a hacer lo que ellos está claro que no quieren: recuperar nuestra libertad para gestionar nuestra economía, nuestras vidas y las de nuestros hijos. ¿Qué cómo se hace? Copiando lo bueno de los que ya lo están haciendo y aprendiendo de sus errores. ¿Lo intentamos? Yo estoy dispuesto.

“El gobierno democrático conviene a los Estados pequeños, el aristocrático a los medianos y el monárquico a los grandes”. “El contrato social” Jean Jacques Rousseau.