LA LIBERTAD MEJORARÁ LA ECONOMÍA DE NABARRA


LA LIBERTAD MEJORARÁ LA ECONOMÍA DE NABARRA
Alots Gezuraga

Es imposible desligar la economía de la política. En un Estado ocupado como el nabarro, la economía está y estará siempre al albur de lo que dicte el imperialismo en su interés. Es de una cortedad enorme no ver que es imposible que la economía de un Estado esté mejor estando ocupado que siendo libre, sólo con esa obviedad no harían falta más argumentos. Pero la distorsión de la información que recibe un pueblo con su Estado ocupado militarmente es grande, distorsión que responde, una vez más, a los intereses del Estado ocupante.

Una Nabarra libre de nuevo, ocupará un lugar entre las sociedades con mayor nivel de vida de Europa y del mundo, en función de cómo nos gestionemos, de nuestra más que demostrada capacidad de ser competitivos y de trabajar. Por ello es necesario tener una visión real de la situación y ver lo que tenemos y lo que nos están quitando.

Cuando el Estado de Nabarra era libre, su economía era de las punteras de Europa, con barcos en todos los puertos europeos pero también en puertos africanos y asiáticos como lo demuestran diferentes libros comerciales de Brujas ya desde 1200 y los barcos en el puerto egipcio de Alejandría descritos por Benjamín de Tudela en el 1170, o las villas comerciales fundadas por Sancho el Sabio en el siglo XII, el fuerte progreso económico del reino con Sancho III el Mayor en el siglo XI o el Camino de Santiago que atravesaba con sus numerosos ramales todo el país baskón. Incluso se creó en Nabarra la Cámara de Comptos en 1258, que fiscalizaba el patrimonio y las finanzas públicas, al igual que un Tribunal de Cuentas moderno, tres siglos antes que en Castilla. Éstas son simples pinceladas.

Pero no hay que irse tan lejos en la historia, sólo hay que hacer constar unos hechos innegables: gestionamos mucho mejor las migajas o transferencias que España se digna a darnos para acallar la ocupación militar de nuestro Estado (Francia ni eso), nuestro nivel de renta es superior al español e igual al francés, a pesar del desmantelamiento industrial público llamado eufemísticamente “reconversión”.

Hoy, las mayores amenazas a la economía vasca vienen de los Estados ocupantes: como el intento de llevarse por motivos políticos la cabecera de empresas punteras vascas a Madrid para su control, caso de Gamesa o ITP por ejemplo. La situación de Iparralde es aún más clara, donde Francia se viene negando por motivos políticos durante años a algo tan necesario para nuestra economía como crear una cámara agraria vasca en Baiona o la paralización de la toda inversión ferroviaria. Pero la rémora que suponen España y Francia para los vascos no se queda ahí.

Los Estados son entes políticos que tratan de controlar todos los ámbitos que afectan a su estabilidad, a su vida. Por ello la economía es uno de los elementos que más quebraderos de cabeza les ha causado históricamente, pues una buena política económica garantiza el bienestar de los ciudadanos y por tanto legitima al gobernante (y de paso al Estado) ante éstos, lo que se traduce en estabilidad social. Si la economía va bien, el Estado va bien, otras reivindicaciones pierden peso en los regímenes políticos actuales (autoproclamados como democracias parlamentarias). Un Estado económicamente débil, no podrá defenderse del ataque bélico de otro mucho más poderoso, por tanto el sistema económico que mejor funcione será el copiado por todos los demás. El país más poderoso de la tierra, será económicamente también el más fuerte.

El poder político controla el económico, todos esos que ahora miran a Madrid o París, en una Nabarra independiente, pasarían a posar sus ojos en Iruña-Pamplona, pues en ello les iría su cuenta de resultados, eso es así en todas las partes del mundo, no seríamos una excepción.

Como bien dice Kepa Anabitarte (gerente, sindicalista y político vasco): “La libertad es un factor determinante de desarrollo económico, sólo hace falta constatar que los países más libres son los más desarrollados”.