HEMOS PERDIDO 10 ESCAÑOS AL PARLAMENTO EUROPEO… ¡Y MÁS!


VAMOS A PERDER 10 ESCAÑOS AL PARLAMENTO EUROPEO… ¡Y MÁS!

Aitzol Altuna Enzunza


“La Unión Europea (UE) no es un Estado, una federación ni una confederación. Es creación de los Estados, que la preceden y componen en los límites y condiciones que les convienen, carece de poder político propio, no tiene más competencias que las delegadas por ellos, ni más fuerzas armadas que las de ellos. (…) La UE sólo considera “pueblos” a los dotados de Estados reconocidos, y reduce la “nación” a un simple sinónimo de Estado” (Iparla “Otra vez elecciones europeas” mayo 2014).

Están contentos los políticos de ámbito nabarro pues “pueden conseguir” dos escaños al Parlamento Europeo. ¿Es esto verdad? Pues no, en realidad vamos a perder 10 escaños.

Tiene actualmente el Parlamento Europeo 751 diputados sobre los que no descansa la soberanía de los europeos, pues el verdadero soberano es el Consejo Europeo. El Consejo Europeo de jefes de Estado y de Gobierno, con alguno de sus ministros (normalmente el de exteriores), se reúne trimestralmente de forma ordinaria para controlar y dirigir la marcha de la UE en lo que se conoce como la “Cumbre europea”. Desde el Tratado de Lisboa de 2009, el Consejo Europeo es una institución más de la UE. 

Mientras tanto, otro órgano de la UE con nombre similar como es el Consejo de la Unión Europea o de Ministros, debido a la gran cantidad de Estados miembros, son los que firman las acuerdos importantes y ya trabajados por el COREPER, el Comité de Representantes Permanentes de los Estados miembros que son los funcionarios que están en Bruselas todos los días y que son nombrados por los gobiernos de los Estados. Según el tema a tratar, se reúnen diferentes ministros de los Estados, los cuales defienden sus intereses particulares; el más importante de ellos es el “Ecofin” (economía y finanzas). La presidencia se va rotando cada 6 meses. El poder del Consejo de Ministros es decisorio sobre la materia tratada y normativo (tiene poder legislativo).

Al Consejo Europeo de jefes de Estado y Gobierno, también acude el presidente de la Comisión Europea, elegido antes por el Consejo Europeo y ahora por el propio Parlamento Europeo (aunque necesita el visto bueno del Consejo al igual que todos los vicepresidentes que componen la Comisión).

La Comisión Europea es el órgano ejecutivo permanente de la UE pues elabora el presupuesto comunitario y las normas comunitarias, y además representa a la UE ante terceros como en los Tratados internacionales a través del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad (nombrado por el presidente de la Comisión pero con el visto bueno del Consejo).

Luego está el Parlamento Europeo, el cual no tiene el poder legislativo como un parlamento de un Estado, pues básicamente controla el trabajo de la Comisión (junto al Consejo), aprueba los presupuestos presentados por la Comisión (junto al Consejo) y aprueba la entrada de nuevos Estados miembros (junto al Consejo). Es decir, en todos los casos, el Consejo Europeo (los jefes de Estado o Gobierno) tienen que aprobar las normas propuestas por la Comisión, todo lo que se haga en el Parlamento europeo y por supuesto en el Consejo de Ministros, por tanto es el órgano último o soberano de la UE.

El poder judicial está en manos del Tribunal de Justicia Europea, cuyos jueces son nombrados por los Estados miembros, así como los abogados generales (por tanto indirectamente por el Concejo). Posee las atribuciones propias de un Tribunal estatal: interpretar las normas y aplicarlas. Las demás instituciones europeas son auxiliares o consultivas: Banco Europeo de Inversiones (BEI), Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), Comité de Regiones, Instituto Monetario Europeo (IME) etc.

Escribo todo esto, para que quede claro que el Parlamento Europeo, no es como un parlamento de un Estado aunque lleve el mismo nombre, ni siquiera la Comisión Europea es el poder ejecutivo equivalente al Gobierno de un Estado, simplemente, son los jefes de Estado o Gobierno junto a sus ministros quienes tienen el poder real de la UE.

La UE se creó para y por los Estados de cara a conseguir competir económicamente con USA y con los países asiáticos que tenía grandes mercados internos y unas economías a escala que los pequeños Estados europeos no podía alcanzar. La UE no tiene la más mínima intención de ser un Estados Unidos de Europa, con un presidente, un gobierno y un parlamento real (y un solo idioma oficial para todos), donde, por ejemplo, un español pueda votar a un danés para representarle. La UE es sólo un constructo de los Estados con la única intención de poder competir en un mercado común mundial.

Lo que es evidente, es que para estar en la UE con voz propia: hay que ser un Estado, cualquier otra articulación de inferior rango como pretenden algunos, es inviable para participar en las instituciones de la UE, donde no se entiende ni siquiera su necesidad. No hay otra vía.

Un Estado como Luxemburgo, con poco más de medio millón de habitantes (similar a la Comunidad Foral Navarra) tiene 5 parlamentarios en la UE; dos Estados con dos millones de habitantes como Eslovenia o Letonia (similares a la Comunidad Autónoma Vasca) tienen 9 parlamentarios cada uno y, Estados con la misma población que Euskal Herria o la Nabarra Osoa como son Lituania (sobre 3 millones de habitantes) o Irlanda (4,5 millones) tienen 12 parlamentarios cada uno. Es decir, los nabarros en estas elecciones hemos perdido: un Consejero europeo, varios miembros del Consejo de Ministros, un miembro de la Comisión y 10 parlamentarios europeos.

“Para la UE, el Pueblo Vasco no existe y los vascos no tienen derecho a constituir ni a votar nada, pues lo que no existe no tiene derechos. Los vascos que resisten ideológica y políticamente al imperialismo y el totalitarismo son delincuentes y criminales, pero delincuentes y criminales españoles y franceses, pues ni para eso tienen personalidad propia. Los “representantes de Euskadi” que acceden al Parlamento Europeo “para que Euskadi tenga voz propia en Europa” lo hacen como españoles y franceses convictos y confesos, y sólo como tales. Sólo como travestis españoles y franceses tienen acceso a los “derechos civiles y políticos democráticos del espacio europeo de libertad, seguridad y justicia”. Ni siquiera son representantes “regionales” pues la región de referencia no existe en ninguna parte” (Iparla “Otra vez elecciones europeas” mayo 2014).