Alots Gezuraga
“Entre los reyes católicos y Hitler yo no veo ninguna diferencia (…) Todos los Estados colonialistas como son España, Francia (…) se han emperrado en decir: o aceptas, o te aniquilamos, eso es el colonialismo (…) La historia de Nabarra nos la han manipulado nuestros propios verdugos, los Falsarios españoles, y nos la han colonizado” Jon Oria Oses (Lizarra 1931), doctor en historia por las universidades de Cambridge y Oxford.
Fadrique Álvarez de Toledo, duque de Alba, salió de Agurain-Salvatierra (Alaba) el 19 de julio de 1512 con el ejército español, tomó Pamplona-Iruña el 25 de julio de 1512, sin previa declaración de guerra. Fernando II de Aragón o de Las Españas, “el Falsario”, instaló su Corte en Logroño, ocupada por Castilla a Nabarra a finales del siglo XII durante la invasión de la Nabarra Occidental, desde donde dirigió la conquista y posterior destrucción de lo que quedaba de Nabarra, reducida para entonces a Alta y Baja Nabarra como territorio independiente, sin correr peligro alguno. “El Falsario” nunca pisaría la parte recién invadida del reino de Nabarra por miedo a un nuevo alzamiento de la población. El reino de Nabarra siguió con Corte en Baja Nabarra otros 100 años tras ser recuperada por los nabarros encabezados por sus reyes los Labrit o Albret.
Es conocida la carta del coronel Villalva, responsable del ejército español, al cardenal Cisneros, el gobernador del reino de Las Españas: "Nabarra está tan baja después que vuestra señoría reverendísima mandó destruir los muros, que no hay nabarro que alce la cabeza". Un nabarro del castillo de Amaiur del Baztán describió la situación del Pueblo: "…padecieron sus casas, haciendas y parientes, falsas acusaciones, destierro, muchos fueron degollados, otros maltratados y atormentados". El castillo de Amaiur, donde 200 nabarros resistieron durante meses a 20.000 soldados españoles y que lleva el nombre de nuestra diosa o madre tierra, es el símbolo de la libertad Nabarra por antonomasia, sería “el Gernika” del Estado de Nabarra.
En el año 2012 Nafarroa Bizirik, en auzolan como marca el derecho pirenaico, decidió que los nabarros debían de levantar la cabeza otra vez, para ello decidieron amojonar aquellos castillos que nos dimos para defendernos del imperialismo y así nos pudiéramos sentir orgullosos de lo que fuimos: un Pueblo libre de un Estado europeo independiente. Por ello se siguen colocando placas conmemorativas de los castillos con una breve explicación de su historia e importancia. En muchos de los casos, de aquellos castillos, no quedan más que unas piedras, en otros sólo el recuerdo de que allí hubo un castillo, son excepcionales los castillos que se libraron de ser destruidos por las tropas que llegaron con el duque de Alba y los que fueron reconstruidos después.
Es por todo ello que el simbolismo de los castillos como mojones de libertad y de recuerdo es tan importante, equiparable al recuerdo de los pueblos bombardeados por los nazis alemanes y fascistas italianos por orden del general español Franco.
La recuperación de la memoria de las fortalezas que constituyen nuestro reino tiene más importancia de la que pueda parecer, tal y como está dejando claro el fascismo español con su visceralidad al ir por la geografía de todo el reino baskón cortándolos con una rota Flex, como en su día la Guardia Civil robaba Olentzeros, el carbonero de la montaña Nabarra que no quiso ser cristiano, para que no salieran las familias por las calles de Pamplona cantando sus villancicos y siguieran al inofensivo y uniformizador Papa Noel con su traje rojo creado para un anuncio de la Coca-Cola.
En la Nabarra occidental son pocas las placas que hay de todos aquellos castillos, en concreto en los de Unzueta (Orozko, recuperado en auzolan), Gaztelugatxe (Bermeo, capital de Bizkaia con Nabarra), Tolosa y Donostia, también se han puesto otro tipo de placas de otras iniciativas nabarras en los municipios de Zarautz o Getaria (capital de Gipuzkoa con Nabarra) y en varios municipios se han colgado banderas Nabarras (Azkoitia, Lezo, Berriatua etc.).
Sólo en Bizkaia habría castillos nabarros en Gazteluzar (monte Ereñozar, Usansolo-Bedia), Gaztelumendi (monte Bizkargi, Larrabetzu-Morga), Zarragoitxi (Bermeo), Malmasín (Arrigorriaga), San Antón (Bilbao), Ereño (Urdaibai), Astxiki (Urkiola), Balmaseda, Castillo de la Piedra (Zalla), Orduña etc. Además de un sinfín de casas torre y de iglesias fortaleza como la de Andra Mari de Galdakano (el mejor románico de Bizkaia), fundada por Sancho de Torrezabal para defender el reino contra las tropas castellanas acantonadas en Malmasín y donde está enterrado el propio Sancho con su familia, por lo que diferentes grupos locales tratan de poner una de estas placas, de momento sin respuesta por parte del ayuntamiento tras un año y varias reuniones.
Los castillos de Nabarra son mojones de nuestra memoria, de los 1000 años de libertad del Estado que nos dimos los baskones y que los Estados imperialistas quisieran cortar de raíz.
“Y quien se adueñe de una ciudad acostumbrada a ser libre y no la destruya, que se espere ser destruido por ella, porque el nombre de la libertad y de las antiguas instituciones siempre encuentra refugio en la rebelión, y ni el tiempo transcurrido ni los beneficios obtenidos pueden hacer que sean olvidadas” Nicolas Maquiavelo, “El príncipe”.